LA MUJER EN LA HISTORIA DE LA LITERATURA
Condenar a la mujer de prácticas inmorales al abandonar las
labores domésticas y familiares, ha acompañado a la mujer hasta mediados del
siglo XIX. Por lo que la manifestación de algunas mujeres en las técnicas
literarias, a lo largo de la historia, ha sido muy escasa.
Partamos desde el punto de vista de la mujer como personaje
en la literatura universal y trasladémonos al inicio de La Biblia. En el
Génesis, Eva, como mujer creada de la costilla de Adán y culpable de cometer
el pecado original. Expulsados por ello
del Paraíso, no es un buen comienzo. Pero si el precedente perfecto para
apartarla de la cultura.
Tampoco fue un buen inicio para la princesa Sherezade,
obligada a contar cuentos a su esposo, el sultán, durante Las 100 y una
noches. Considerando detalle importante, el que cuando sus cuentos
terminaran, la cortarían la cabeza.
Saltamos a la Grecia
Clásica para encontrar ejemplos de mujeres que cultivaron las ciencias, la
filosofía y despertaron el interés por el saber. Destacar la bibliotecaria Hypatia,
a quién su amor por el conocimiento desembocó en una envidia con consecuencias
catastróficas, la Biblioteca de Alejandría ardió, y ella murió lapidada.
Consecuencias como esta no invitaban a que la mujer se adentrara en las letras.
Pero de la civilización griega cabe destacar a la poetisa de
la isla de Lesbo, Safo y su poesía metafórica entre el amor y la naturaleza o
los himnos en honor a Afrodita, la podemos posicionar como pionera en la
producción literaria femenina y relevante para la historia de la Literatura
Universal. Como contrapunto a Safo, Homero. Los protagonistas de sus obras son
sólo hombre. En la Iliada, a la reina Penelope la deja en casa tejiendo
y esperando a su marido, el rey Ulises, que se marcha a correr aventuras por el
Mar Egeo. Entre las aventuras más famosas esta la Guerra de Troya, guerra
provocada por una mujer enamorada, Helena de Troya.
Durante el medievo, en Europa, si a la mujer le daba por
escribir y plasmar sus ideas, podían ocurrirle dos cosas, o se la convertía en
santa, como le ocurrió a nuestra patrona Santa Teresa o se condenaba su
pensamiento, si distaba considerablemente del establecido, como le ocurrió a la
polifacética y también escritora Juana de Arco, que murió en la hoguera. Por
entonces el hecho de escribir y que un pensamiento se transmitiera por los que
tenían la suerte o privilegio de dominar la comprensión lectora, era algo
extraordinario. Por ello, no estaba al alcance de todos.
Si hablamos de la primera obra literaria escrita en
castellano, cuenta la historia de un caballero, que ganó batallas, aun estando
muerto. Don Rodrigo Diaz de Vivar, el Cid Campeador. Mientras el Cid lucha, su
mujer doña Jimena permanece en casa sin más pena ni gloria, tan solo se la
recordará porque su marido la obligaba a ponerse un cinturón de castidad
mientras él estaba en la guerra. Detalle humillante que sólo se puede razonar
como que estaría bien visto en la época.
Otra obra literaria medieval es La Celestiana. Aquí la
literatura ha transcendido a hacer de un nombre un adjetivo descalificativo
para definir a mujeres de cierta condición y fama.
Los siglos pasan, pero la cuesta para la mujer en la
literatura sigue igual de empinada. Esta dinámica de mostrar a la mujer como
objeto literario, en el hogar, a beneficio de los intereses familiares, a favor
de la defensa de los valores tradicionales y entendiendo el amor como cárcel
metafóricamente, estará presente hasta el Renacimiento.
En el Siglo XVII Cervantes irrumpe con fuerza y contra lo
establecido, plantea el derecho de la mujer a elegir esposo en El celoso
extremeño. Donde el marido engañado, no castiga a su mujer adúltera, sino
que la perdona. Un pensamiento que lucha por sobrevivir dentro de las normas
opresoras de la época en España. El Siglo de Oro , Lope de Vega, Góngora,
Quevedo o Calderón, de ellas destaca un claro antifeminismo en sus obras. Donde
la mujer es objeto conquistable y la potestad paterna determinará el matrimonio
de la hija, al margen de su opinión.
Ya en el Siglo XVIII la luz de la mujer en la literatura
empieza a iluminar con la intensidad de una vela. Ella, comienza a tener
presencia en los círculos destacados de la sociedad. Doña María Luisa de Guzmán
es admitida n la Academia de la Lengua. La imagen femenina en la literatura
apunta hacia la igualdad intelectual. A finales del Siglo XVIII es cuando
aparecen obras como El sí de la las niñas de Moratín, donde se denuncia
que la educación que reciben las mujeres, las convierte en un ser esclavizado
cuya única misión es la de servir a Dios, a los padres y al marido. Intentó
despertar el interés en la formación y la libertad para escoger marido. O la
pretensión de cambiar el concepto de la mujer como ser hipócrita y frívolo en
búsqueda de la felicidad.
No es hasta el Siglo XIX cuando se presenta a la mujer como
luchadora contra la tradición que la oprime y que finalmente la convierte en
mártir. Este avance intelectual se ve frenado, la mujer existe pero no es.
Obras como La Regenta de Clarín expresan la asfixia ambiental en la que
la mujer está sometida por la sociedad y una religiosidad institucionalizada.
Durante el siglo XX despierta el interés por la literatura
hispanoamericana en todo el mundo. Es en Iberoamérica donde se dan las
condiciones climatológicas y culturales para que nazca un nuevo tipo de literatura,
el realismo mágico. Destacar las escritoras Isabel Allende o Laura Esquivel,
claro ejemplo de este apasionante movimiento literario que mezcla exótico y
tradicional.
En Europa durante los siglos XIX y XX destacaron en la
literatura anglosajona la novelista Virginia Wolf, figura significativa en la
sociedad literaria de Londres. En su ensayo Una habitación propia
contiene la famosa sentencia «Una mujer debe tener dinero y una habitación
propia si va a escribir ficción». Fueron muchas las mujeres, que se vieron
obligadas a utilizar seudónimos para poder publicar sus en la época. Otra destacada fue Mary Shelley, con ella nacería la Ciencia Ficción,
con su novela Frankenstein.
Dentro de esta temática literaria ocupa un destacado lugar el escritor francés
Julio Verne, que entre su amplia producción literaria no consideró oportuno,
que una mujer protagonizara una de sus novelas.
En la actualidad son ejemplo escritoras que venden libros por
todo el mundo y sus obras son llevadas al cine. Una generación de mujeres que
escriben Ciencia Ficción y las protagonistas de sus novelas son auténticas
heroínas. Stephenie Meyer escritora de la saga Crepúsculo, Suzanne
Collins y la saga Los juegos del hambre o Verónica Roth con la saga Divergente,
son claros ejemplos de crítica y éxito. Pero si hay una escritora que destaca
dentro de este movimiento es la creadora del niño mago más famoso de la
historia, Joanne Rowling, mundialmente conocida como J.K. Rowling, durante uno
de los momentos más tristes de su vida, recién divorciada y tras llamar a
muchas editoriales con su libro, tuvo que ser una editorial independiente la
que publicara el primer libro de la saga Harry Potter, las aventuras fantásticas
de un mago y sus amigos, a día de hoy son conocidas por niñas y niños, jóvenes
y padres. Y su autora se ha convertido
en la célebre novelitas con uno de los mayores fenómenos literarios de la
historia.
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